Elegía Primera a Gata Cattana

Te has negado a marcharte,
te has negado
a abandonar tu casa,
tu lírica hacienda de rosales.
Y apenas eres pasto de las eras,
ya se escucha, a uno y otro lado
del rojo Manzanares,
la sombria soleá. La guitarra inquieta.
No hay más redención, no estás esperando.
Ayer eras mañana y hoy eres ayer.
Tu muerte es un verso innato,
quebrada luz ariete de la nada,
para quien ha visto y aún puede ver.
Ahora que bajo tierra luces,
orgullosa, tu cautivo estandarte
de hambre, sed y silencio.
Lejos de esos hombres, tan hombres.
Tan lejos del grito como del eco.
Ahora que te sientas al lado del poeta
para tomar su mano entre las tuyas,
y escribir la crónica
de una carne y una miseria
que una vez, también fueron tuyas.

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